Ayer decía la prensa que los 15 más grandes bancos de todo el mundo se han recuperado de la caída tras la quiebra de Lehman Brothers que retrató el desastre financiero. Se han recuperado en cuanto a su valor en Bolsa pero también han vuelto a costumbres dudosas como los bonus galácticos a directivos y también a declarar beneficios millonarios y a repartir dividendos. Por lo que parece, todo esto del cataclismo económico no ha sido más que una broma para las entidades financieras que lo detonaron. Una broma corta y muy graciosa para ellos. No para el resto, me temo.
Los bancos se han podido recuperar tan rápido, entre otras cosas, por el dinero recibido de los gobiernos. Es decir, por el dinero de los que, en general, no nos hemos recuperado de la crisis ni tiene pinta de que nos vayamos a recuperar en un rato largo. Por el dinero de los que no vemos la gracia al chiste. Precisamente, me contaba un amigo bancario antes de vacaciones que se las iba a tomar a lo bestia porque le esperaba un septiembre jodido. El de recoger los restos de los impagados, los despedidos y demás consecuencias de una crisis que también se ha ido de vacaciones pero que promete venir con fuerza.
A todo esto, las oficinas de un banco, Barclays, llevan desde junio empapeledas con una oferta que parece otro chiste. Dicen que «los brotes azules llegan a tu economía» gracias a su Cuenta Oportunidad. No sé qué tal será la tal cuenta pero, desde luego, no resulta muy oportuna, al menos en la forma de presentarse. Por supuesto, Barclays puede hacer su publicidad de la forma que quiera. El banco inglés se libró por los pelos de ser intervenido por su Gobierno porque encontró 9.200 millones de euros pescando en Qatar y Abu Dabi. Para unos, una forma de conservar su independencia; para otros, una manera de que los directivos conservasen sus bonus. En cualquier caso, lo de los brotes azules es una broma con poca gracia.
La Ministra Salgado, recién nombrada, salió a los micrófonos con eso de que ya se veían los brotes azules en la economía. No se trata de discutir aquí su acierto (la discusión sería muy corta). Pero una cosa es que que los ciudadanos nos choteemos de esa afirmación en un bar y otra es que un banco lo haga en su propaganda. No soy yo de tomarse las cosas muy en serio, ni si quiera las muy serias. Pero el chiste de Barclays me ha parecido un pelín obsceno en estos tiempos. Me ha molestado, vamos. Y no creo yo que el objetivo de la publicidad sea molestar a los potenciales clientes. Pero, claro, qué coño sabré yo de publicidad… Pues, anda, que de banca…
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