El humano como factor (de cambio)

 

La historia se sabe. Sudáfrica era un país dividido en el que la división la había hecho la minoría blanca. Un anacronismo vergonzoso que pudo ser porque el mundo andaba preocupado por telones de acero, guerras frías y esas cosas que nos entretuvieron la (larga) posguerra. La historia cambió, también se sabe, gracias a un hombre que supo transformar su rencor en visión de futuro y optó por la reconciliación frente a la venganza. Ese hombre es Nelson Mandela, claro.

Lo que no se conocía tanto es la importancia que tuvo, porque el propio Mandela se la quiso dar, el rugby en todo eso. Lo explica muy bien John Carlin en su libro, El factor humano, que cuenta desde la estancia de Mandela en Robben Island y sus posteriores traslados a otras prisiones hasta su salida, su llegada a la presidencia y la final del Campeonato del Mundo de rugby de 1995 en Johanesburgo. Pero el libro no se titula como se titula por capricho.

Todo este relato real está lleno de ejemplos para guardar. Y todos están protagonizados por el factor humano, por el hombre (y la mujer, aunque aquí hay pocas). Mandela es el principal. El líder inteligente, visionario y tranquilo que guió la evolución. Pero también hay muchos otros. De Botha, el presidente racista que no pudo negarse a aceptar lo inevitable y supo admitir la mejor manera de hacerlo, a Costand Viljoen, estandarte de los afrikaner radicales que reconoció que la paz era mejor para los suyos que la guerra, pasando por Justice Bekebeke, el negro que mató a un policía (negro) pero que acabó libre y celebrando, para su propio asombro, la victoria de sus odiados Springboks ante los All Blacks.

Ahi está. Un hombre que sabe cómo cambiar las cosas y que impulsa a otros a hacerlo. Y esos otros, que son capaces de rectificar y ponerse manos a la obra. Un montón de pequeños cambios individuales que se convierten en un enorme cambio común y que terminan por transformar un país entero de forma pacífica y admirable. No sé, llevo unos meses escuchando a todo tipo de gente que dice que no se puede hacer nada, que no podemos transformar las cosas, que la batalla está perdida. Igual deberían hacer este libro (y otros que cuenten historias similares) obligatorio en las escuelas. O igual sólo haya que esperar a que Clint Eastwood estrene Invictus, la película sobre el libro de Carlin, para que la gente se entere. Se puede.

La imagen es la usada en la portada del libro, en la que Mandela felicita al capitán springbok, Francois Pienaar, ante un Ellis Park lleno con miles de blancos que una hora antes eran tan racistas como un batallón de las Waffen SS y que en ese momento estaban gritando «¡Nelson! ¡Nelson!».

Contacto: Puedes escribirnos a hola@somosquiero.com y compartir en tu redes:

Artículos Relacionados

Comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


¿Hacemos?

    Responsable: Quiero Salvar el Mundo Haciendo Marketing S.L Finalidad: Gestionar su solicitud de contacto. Legitimación: Consentimiento del interesado; Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo en los casos en que exista una obligación legal. Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos, así como otros derechos, como se explica en la política de privacidad de la web. Información adicional: Puede consultar la información adicional y detallada sobre política de privacidad.

    Protección de Datos
    ecomputer logo

    Si te apetece estar al tanto de las cosas que «trasteamos» desde Quiero.