Tengo la sensación de que estamos en uno de los momentos más importantes de la historia reciente de la humanidad. Y de que estamos pasando un poco del tema. Y lo digo en primera del plural porque me incluyo. Me pongo a pensar en algo tan gordo como lo que se ve estos días allí abajo y no se me ocurre nada hasta la caída del Muro de Berlín. No sé, quizás es porque ahora todos somos un medio de comunicación y programamos según lo que nos interesa y por eso la cosa se dispersa pero no me parece muy normal que las teles, las radios y los periódicos no dejen casi todo lo demás para enfocar sólo a Libia o, antes, a Túnez y Egipto. Que no dediquen especiales informativos, que no corten la programación, que no paren las máquinas.
Cada primavera desde que recuerdo, he visto y oído mil especiales sobre Mayo del 68. Me han dicho que fue muy importante, que los jóvenes se levantaron para cambiar las cosas pero que, al final, nada cambió. No estuve entonces, mis padres, que no se dieron prisa, pero me parece que aquello no fue nada comparado con esto. Ahora están siendo derrumbadas estatuas que parecían firmes como el granito en una especie de caída de fichas de dominó maravillosa. Como si fuese un videojuego muy bien guionizado, cada dictador y cada país tienen su revolución mientras las otras se van preparando para que, una vez superada una pantalla, pasemos a la siguiente. Esto sí que es hacer posible lo imposible y, sin embargo, no nos estamos quedando del todo con la copla.
No me quejo, sólo me sorprendo. Flipo con que no estemos todos pendientes de Al Yazira cuando tiene toda la pinta de que lo que está pasando hoy cambiará para siempre el mañana. ¿Que no? Joder, ¿hace cuánto que los ciudadanos de un país no echaban de la poltrona a su tirano de turno? Y no sólo de uno, ya vamos por dos y medio. Y vaya tiranos: algunos de los cromos más impresentables de la política internacional están siendo cambiados en este patio revolucionario. Y qué países: uno de los ejes más importantes de la política mundial pasa por ahí, por el mismo sitio por donde pasan el petróleo y el gas que nos mantienen en marcha. Si hasta en China se están encendiendo mecheros.
Puede que estemos muy ocupados con nuestros propios problemas, tratando de encontrar otro curro que nos permita pagar la factura del iPhone. Puede que ya estemos de vuelta y todo lo que no sea el último viral de Nike nos deje flácidos. O puede que nos parezca más entretenido un rueda de prensa de Mourinho. Pero el caso es que no estamos disfrutando del momento. Ni, creo, aprendiendo de él.
Otra cosa son los políticos y los directivos con intereses en la zona. Éstos no están disfrutando en absoluto de la cosa y puede que estén tomando nota para tratar de evitar que les pase a ellos. Hoy he oído a un experto consultado en Al Yazira decir que estaban actuando, los líderes de occidente, como «avergonzados» de su apoyo interesado a tipejos como Ben Ali, Mubarak o Gadafi. También he visto decir a Duran i Lleida que la situación resultante era muy peligrosa. Obvio, acojonados rima con avergonzados. En fin…
A todo esto, nos están, nos estamos, escamoteando la palabra «revolución». Hoy la oí a una reportera de TVE, creo, y como que me sorprendió. Busco en Google y encuentro que se usa, pero tampoco unánimemente. Busco en la DRAE y veo que es un «cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación». Busco en Wikipedia, por eso de que los tiempos están cambiando, y encuentro algo que cuadra más: «cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato». Esto es.
Puede que nos de algo de miedo por eso de que preferimos seguir siendo niños que jugan a ser adultos y podemos perder nuestros juguetes, las teles de plasma y todo eso, pero está pasando. Puede que veamos lo de allí abajo con condescendencia, como apuntaba ayer Gil Calvo en El País. Puede que no creamos que es asunto nuestro. Seguro que estamos equivocados. Es el mayor espectáculo del mundo: la revolución. Y la estamos viviendo. Y es asunto nuestro, mucho más y mejor que una rueda de prensa de Mourinho y mucho más viral que cualquier vídeo de Nike. Ojalá se nos contagie algo.
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Me parece indignante que ningún sector se movilice y asuma una postura, peor que ni siquiera la ciudadanía se mueva.
Espero que ese halo de esperanza se expanda por el mundo y se continúe haciendo posible lo imposible
Muy muy buena reflexión Pedro. Espero que mucha gente la leerá.
Suscribo totalmente tus reflexiones, estamos ante un fenómeno excepcional en la historia socio-política contemporánea y Mourinho sigue llenando portadas en nuestras cabeceras.
Buen trabajo.
Esta parte del mundo en la que vivo no le preocupa nada lo que está pasando en esos países, ni siquiera les importa lo nuestro que estamos al borde de la quiebra sino es que ya lo estamos, aquí sólo preocupa el footbal y los carnavales, España de charanga y pandereta, sólo eso, cuando tenemos un índice de paro escalofriante.
La tristeza es que tanta lucha, tantos muertos no les sirva para nada, ¿porqué al final en qué queda la revolución?, no sé pero pienso que en nada, desesperación de ver que no se puede erradicar la corrupción y la maldad.
Sin embargo, a pesar de la desesperanza, da alegría ver tantas voces gritando LIBERTAD, pero como siempre se les responde con balas,y casi con la incomunicación porque a los primeros que no dejan entrar es a la prensa para que a corto plazo no se sepa la verdad de lo que está pasando.
Pero aquí seguimos sin preocuparnos, más importa como tú dices Pedro cualquier entrevista con cualquier futbolista o el último modelo de móvil, pero nada más ……….. y si alguien se está muriendo de hambre al lado nuestro simplemente lo ignoramos…… siento tristeza una tristeza muy profunda.
Lo más probable es que todavía tengas tan sólo aguadilla, pero eso no te exhime de tus responsabilidades.
http://antimperialista.blogia.com/2011/011101-fabricando-la-disidencia-de-como-el-capitalismo-cronstruye-y-moldea-a-sus-oposit.php
Los falsos muertos de Timisoara te envían saludos.
Gica
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