Hay dos maneras, o eso parece, de ver lo que ha sucedido estos días con Facebook. Resumen: la red social de más éxito en el mundo cambia sus condiciones de registro y decide quedarse con todo el material que cada usuario sube, incluso después de que éste se haya dado de baja, y también se queda con el derecho a usarlo como le venga en gana. Se crea, entonces, un movimiento en contra de tal decisión en la Red y Facebook recula y decide decir digo donde dijo Diego. Para unos (El País) es el triunfo de los usuarios sobre la empresa. Para otros (233grados.com), es la lección de una empresa grande que sabe escuchar a sus clientes. Para nosotros es algo más. Lo que ha sucedido un ejemplo de lo que debería suceder siempre. No es raro que una empresa se equivoque y haga algo que perjudique a sus clientes. Lo que es menos habitual es que éstos reaccionen y ejerciten su responsabilidad como consumidores protestando. Y aún menos habitual es que la empresa escuche esas protestas y se mueva para recapacitar. Es el triunfo de la razón. De momento ha sido sólo en las redes sociales. Esperemos que pronto sea en el resto.