En Davos hace frío en esta época del año y ese frio como la peste, en su día, invade Europa, ¿lo notas?. Te entra por los pies, que se te quedan helados, y poco a poco tu cuerpo se van entumeciendo. Tus manos parecen inservibles, cojer un bolígrafo y escribir tu nombre se hace tarea imposible. Te conviertes en un ser frio y anónimo. Los escalofrios se apoderan de ti y tu mente solo piensa en cómo quitarte este frio de encima, no piensas en nada más. Tienes miedo y ese miedo te impide soñar, te impide sentir. Nos convertimos en seres frios, anonimos y sin futuro.
Por suerte en el vientre y el corazón de Maria Luisa hace calor, mucho calor. Tanto que ha dado vida a 3 niños en un proceso de selección genética para salvar la vida de sus otros tres hijos.
Maria Luisa ha dado su vida por proteger a su familia en un hecho que trasciende toda lógica, y que sólo desde la generosidad y la determinación la ha llevado a conseguir su objetivo después de años de incredulidades, rechazos y dolor.
En Davos hace frio, pero gracias a Maria Luisa somos personas con nombre y futuro.
Gracias Maria Luisa, gracias amigas y amigos del Igloo Occupy.
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