Como se imaginan, los que estamos en todo esto de la innovación sostenible tenemos las energías renovables sobre la mesa todo el día. Pero no es uno de mis temas favoritos, yo soy más de bichicos (go vegan!) e invenciones. Qué se le va a hacer.
Sin embargo, hoy voy a hablarles de energía, pero no de energía eléctrica, sino de energía personal. Y es que yo tengo mis propias definiciones de lo que es la sostenibilidad. Para mi, si el proyecto/producto/sistema no se centra en el bienestar de los humanos (lo que no quiere decir que ese bienestar esté por encima del bienestar del planeta y/o otras especies, recuerden que hablamos de decrecimiento), no es sostenible. Si mi papel es reciclado y estupendo pero lo hacen niños de 10 años que trabajan 12 horas al día en condiciones paupérrimas, no me sirve.
Por eso me gustó el vídeo que les pongo aquí, por que hay una cita que viene a decir que cuando se trabaja se pierde energía, pero cuando se juega, se genera. Y, por lo tanto, jugar es más sostenible que trabajar. Esa es la teoría detrás de todo el movimiento de game thinking (pensamiento de juego).
Habrán notado que los diseñadores tenemos el niño interior muy exteriorizado. Es cierto. No tenemos vergüenza. Y, ¿saben qué? Que me voy a Londres a conocer a la gente esta tan maja del vídeo y ayudarles a diseñar un juego para tratar el pánico social.¿Y la foto? la foto es mi última adquisición en la colección que mi futurible y yo tenemos de juegos. Está ahí un poco porque sí, y porque es un juego que requiere la colaboración de los participantes para ganar, en vez de que compitan.
¿A que mola? Mogollón, claro.
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