La Fundación Renovables ha reivindicado, una vez más, la necesidad de aplicar el llamado “céntimo verde” a los carburantes y otros productos energéticos, en una nota de prensa hecha pública ayer. La Fundación había planteado en junio de 2010 esta propuesta de cambio, explicando ya entonces que este impuesto debía servir para compensar “el actual desequilibrio entre el sistema eléctrico y el resto del sector energético” si se quiere alcanzar los objetivos de la UE para la reducción de emisiones y el incremento de las energías renovables. ¿Estamos ante un nuevo impuesto para todos? En absoluto.

Estamos ante una llamada a la corresponsabilidad “del conjunto del sector energético”·, según la propia Fundación, “ para poder hacer frente al esfuerzo que supone la penetración de las tecnologías que responden a los retos planteados al sistema energético de nuestro país como son la reducción tanto de emisiones como de las importaciones de hidrocarburos”.

Desde Quiero salvar el mundo haciendo marketing e ¿Y por qué no…? venimos apoyando firmemente las energías renovables, y el necesario debate que le acompaña con iniciativas como Desayunables, y el trabajo realizado en el encuentro monográfico que dedicó Diálogos en la Granja. Y desde todos estos frentes hemos apoyado decididamente la “corresponsabilidad”, también ciudadana. Pero, ¿cómo se llevaría a cabo este céntimo verde?

La Fundación Renovables ha planteado unos objetivos muy claros. Por un lado, disuadir del consumo de energías convencionales, tanto por la reducción de la dependencia, la balanza comercial y el medioambiente. Y por otro, fomentar el desarrollo de sus sustitutos que son las energías renovables y la eficiencia energética. Así que no es tanto recaudar, puesto que iría “dentro de un paquete global de medidas y reformas que aceleren la introducción de un nuevo modelo energético sostenible”.

El guante está echado. ¿Aceptarán el desafío las partes invitadas?

Foto: Algunos derechos reservados por Daniel Rocal