Esta mañana mientras daba un paseo, se me venía a la cabeza la desaparición de los grandes depredadores. No, no estoy pensando en Wallstreet, pensaba en los dinosaurios y demás compañeros de juego de cualquier niño que se precie de serlo.
Y mientras pensaba en esos depredadores, se me venían a la cabeza las grandes organizaciones. Encontraba algo similar en ambos. La adaptación al medio. Difícil, muy difícil.
Partidos políticos, multinacionales, sindicatos, espacios geopolíticos andan buscando su significado y significante en la realidad que vivimos. Buscan soluciones apalancadas en sistemas y valores que se han demostrado erróneos. Pueden llegar a ahogarse en sus propios vómitos y nosotros con ellos.
¿Y por qué no dejamos de hacer depender nuestras vidas de ellos?. Convivamos, formemos parte y por supuesto respetemos. Pero no pensemos que nuestras existencias dependen de ellos. Cada uno de estos grandes depredadores no tiene más de 300 años. Y nosotros los seres humanos tenemos alguno más
Somos muchos: autónomos, pymes, asociaciones, colectivos, ciudadanos, asalariados, consumidores… . Colaboremos entre nosotros, nuestro tamaño nos hace flexibles, nuestra fragilidad nos hace valientes.
No es fácil andar solos, estamos acostumbrados a que terceros tomen decisiones por nosotros y estamos esperando a que nos saquen de este pequeño embrollo en el que nos hemos metido. Repito: cuidado con los vómitos.
No se vosotros, pero yo veo inquietud, compañerismo y generosidad en estos pequeños espacios habitado por personas, y no stakeholders.
No estamos solos y somos muchos
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