El valor al soldado se le supone y a un gobierno, se le espera. En épocas de crisis, más. El de Zapatero empezó valiente, sacando tropas, aprobando matrimonios homosexuales y con alguna otra cosa que ahora no recuerdo. Aún hoy, el Gobierno de España sigue tomando alguna decisión que demuestra cierto arrojo, como la ampliación de la ley del aborto. Paso de entrar a valorar lo acertado o no de esas medidas pero sí a medir el valor de sus enemigos. La Iglesia católica y la población conservadora, sobre todo, y un gobierno gringo en caída libre. No está mal pero tampoco es una osadía.
Ahora nos toca hablar de la dichosa Ley de Economía Sostenible. Por fin resopla, tras casi un año de vender la burra, y, por lo visto, es tan valiente como decir por lo bajini un «te vas a enterar» a un portero de discoteca mientras te vas a tu casa. Hay algún punto (las juntas de accionistas decidiendo los sueldos de sus directivos), adaptaciones tardías a la realidad (la equiparación del alquiler con la compra de viviendas), incongruencias (deducciones por innovación que no se corresponden con los recortes recientes), cierto ordenamiento posiblemente imposible (obligación a las administraciones a pagar a 60 días), detalles anecdóticos pero necesarios (eso de regular la temperatura de los locales públicos) y alguna cosilla más.
Como diría un buen amigo que además fue un buen jefe, todo muy overpromising. Y lo del asunto medioambiental, peor que eso. Zapatero y compañía han anunciado la cosa como «un proyecto de país para el año 2020» pero uno no ven muchas diferencias entre el proyecto en cuestión y la realidad cuestionada. La Ley no se enfrenta con coraje ni audacia a los poderosos enemigos a los que, digo yo, pretendía vencer: los errores del pasado, la costumbre, el miedo al cambio, la amenaza climática, la dependencia energética, la crisis sistémica, la monetarización de la vida, la economía financiera alejándose de la economía real, las trabas al emprendedor… La realidad.
Y es una pena pero estamos empezando a acostumbrarnos. Tampoco lo de los presupuestos fue una sorpresa ni una muestra de arrojo. Está claro, pues, que el valor no es una característica de este Gobierno. Y, como tampoco tiene pinta de que la alternativa vaya a ser más valiente, igual es que tenemos que olvidarnos de la segunda parte de la primera frase de este texto si queremos que las cosas cambien. Así, ¿por qué no dejar de esperar el valor del Gobierno y empezar a demostrar el valor de los ciudadanos?
Aquí el proyecto de ley, aquí unos amigos.
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No se puede hacer frente común con tantos frentes abiertos.
Cuando el objetivo es conseguir el consenso de partners sociales, oposición y cuidadanía enquistadas en una protesta de bares, elitismos que no aglutinan por miedo a perder lo poco salvado en beneficio de «los otros» no merecedores, la ausencia de visión a medio/ largo plazo y la falta de cultura «gregaria» a la francesa no deja más opción al gobierno que anunciar tibiamente el camino por él que España confluye con Europa, más allá de los debates fatuos y divisorios, «localismos», nacionalismos y lobbies que desdibujan un país morado entre amarillos doctísimos y rojos números. El voto de confianza se da con el consenso de la responsabilidad de uno y otros. Quizás tengamos siempre el gobierno que nos merecemos, fiel reflejo de nuestro diletante sino: querer y no poder.
En tierra de Erasmus se sabe latín aunque no hablemos el mismo idioma, se pregonan ideas sin metodología mientras nuestro Presidente deroga al « Nulli concedo » y todos le crucifican. ¿Será el fín de la República de Roma?
http://www.lemonde.fr/europe/article/2009/11/24/jose-luis-rodriguez-zapatero-s-engage-a-changer-le-modele-economique-de-l-espagne_1271295_3214.html
http://www.elpais.com/articulo/reportajes/Felipe/Gonzalez/toma/decisiones/UE/diabolicamente/ineficaz/elpepusocdmg/20091122elpdmgrep_1/Tes
Hay muchas buenas razones en lo que dices, Antígona, y hay otra evidencia: que no se puede dar el segundo paso sin dar el primero. Pero la sensación de que este primer paso llega un poco tarde y que tampoco es muy decidido. Le queda recorrido a este proyecto pero sería raro que se le sumasen cosas, cuando lo nuestro es siempre más de restar.