Japón… off.
Han apagado el interruptor. El sábado pasado se suspendía la actividad del último reactor nuclear que permanecía en activo en Japón, el de la central de Tomari. Hoy lunes por la tarde quedará definitivamente apagado, y con él los 50 reactores nucleares que el país tenía en su territorio. Esto a pesar de las revisiones de seguridad realizadas en 19 de estos reactores, con resultados positivos. Japón ha pagado un alto precio en Fukushima con la energía más sucia de cuantas ha diseñado el hombre para abastecer sus necesidades y ha decidido cortar por lo sano. ¿Será el inicio de un cambio de época, ahora que Sarkozy – otro jefe de estado defensor de la energía nuclear – ha sido destronado democráticamente en Francia?
Ha faltado tiempo para que los agoreros empiecen a hablar de caos y desabastecimiento: incluso agencias de noticias como Reuters han dado la voz de alarma con titulares tremendistas y sesgados. Sin embargo nada de esto parece responder a la verdad: aún así, el propio Gobierno nipón ha puesto en funcionamiento un panel de control sobre lo que podría ser un aviso interesado por parte de tres compañías eléctricas acerca de este peligro, en el caso de que un verano de altas temperaturas pudiera supopner una falta de abastecimiento (según ha informado Europa Press).
Mientras tanto, tal y como afirmaba hace unos días el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, la política del Gobierno de España será la de «no desaprovechar ningún tipo de energía», con el matiz claro de apoyar los ocho reactores nucleares existentes en el sentido de seguir prorrogando su vida útil.
¿Tenemos que sufruir una tragedia nuclear como la de Fukushima para reaccionar?
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