Cada bolsa de plástico, más o menos necesaria, que nos dan en cualquier lado es un residuo que seguirá mecido por el viento en la Tierra mucho después de que los bisnietos de nuestros bisnietos hayan tenido bisnietos. Claro que puede que ése no sea un motivo suficiente para dejar de cogerlas y forzar así que su desparición. Lo malo es que las bolsas de plástico, en el mar, parecen medusas y las medusas son el alimento preferido de las tortugas. Y las tortugas que comen bolsas de plástico, palman. Vale, te importan un carajo las tortugas… aunque igual te fastidian un poco las invasiones de medusas en la playa todos los veranitos. El caso es que la Universidad de Toronto ha hecho un estudio, el primero de este tipo, y aquí van algunos datos para ablandar nuetros caparazones:
· Una de cada tres tortugas laúd encontrada muerta en los mares tenía restos de bolsas en los intestinos.
· De ese 34%, el 9% falleció por comer residuos que obstruían su tracto gastrointestinal.
· Los científicos sugieren que todo esto puede tener bastante que ver con las amnifestaciones de medusas veraniegas.
Visto lo visto, cada vez que nos ofrezcan una bolsa de plástico y digamos que no, salvaremos una tortuga y mataremos una medusa. Eso es una acción rentable y lo demás son tonterías.
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