La fuerza de la mujer

Hace tiempo que tengo la impresión que el tema de la mujer está así como calladito. Será porque la crisis ha ocupado el protagonismo de todas las publicaciones, o tal vez –pienso con pánico– porque la sociedad occidental ya lo toma como un tema superado. Muchas veces que una saca el tema, la gente me mira como diciendo. “¿Y tú de qué te quejas?”. Creo que hay la tendencia a pensar que el machismo y la sociedad patriarcal son temas del pasado, así como la pederastia en los curas también es cosa del pasado. Sorprende que las denuncias, en éste caso, tengan todas una antigüedad de no menos de 20 años. ¿Será que ese horror ya no sucede hoy? sic.
Pero no voy a sacar el tema de la mujer hoy como denuncia, sino como ejemplo. Reitero que si al 50% de la población se le incluyera en tomas de decisiones, no sólo a nivel gubernamental, sino a nivel familiar, doméstico… descubriríamos un nuevo mundo lleno de nuevas y fantásticas oportunidades.
La mujer que no está influenciada por las ideas imperantes es un ser mágico, o al menos lo puede llegar a ser, porque la sabiduría de una fémina le viene dada. Su sensibilidad, su intuición, el sexto sentido famoso. Como ya he mencionado en alguna otra ocasión: su sentido del cuidado de la Tierra, de la prole, de la especie. La belleza, la estética. la compasión y la empatía… todas estas cualidades son propias de lo femenino. Si permitimos que la mujer despierte a su sentido de lo femenino, si le damos permiso a que se exprese sin tapujos, pero sobre todo sin miedo. Si aprendemos a valorar estas y otras muchas cualidades que se han devaluado, quizá, ¿por qué no? estemos asomándonos a una nueva posibilidad de hacer las cosas de distinta manera.
Para una servidora –y lo considero una de mis posturas más radicales–, el camino que toca hoy que tomemos como especie para no repetir y recaer en tanto error y horror, es sumamente estrecho. Pasa forzosamente por la inclusión de lo femenino en todos los ámbitos. Y ya sólo para aclarar, me refiero a femenino porque incluyo en éste al varón. Ellos también tienen su femenino, su cromosoma X.

Toda esta reflexión me la ha inspirado una mujer, que pudiera ser cualquiera pero que en este caso es la Mamá Grande, el inolvidable personaje de García Márquez, a mí igual que a él, nos ha impresionado su sabiduría. Totó la Mamposina no es egresada de Harvard, de hecho no pertenece al primer mundo, carece de carrera intelectual pero contiene ese saber innato que adorna a toda fémina. Es una gran música que todos habrán escuchado al menos alguna vez.
Les recomiendo que lean su entrevista aquí y se permitan envolver de la magia que transmite este ser que me recuerda a la frase de Lao Tse: “Lo débil vence a lo fuerte.”
Cuando el corazón habla, la mente calla… Eso para mí es todo por hoy.

Totó la Mamposina en You Tube

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