Allá por el 2020 habré cumplido 50 añitos y mi hija Marina andará por los 9. Se seguirán jugando clásicos entre el Madrid y el Barcelona vividos con la misma pasión que ahora y otros presidentes estarán hablando sobre nuestro bienestar desde nuestro malestar.
Habrá otro Durban que será la continuación a otro Durban previo, quizás los asistentes sean presidentes de naciones o simples representantes de un poder que tendrá asuntos más importantes a debatir en otro sitio que no se llamará Durban. Y con un poco de suerte esos líderes que estén en ese Durban pensarán que merece la pena perder un avión porque lo que se debate realmente merece la pena.
No reparo en pensar si veo el vaso medio lleno o medio vacio, estos días se hablará mucho de ello, más que en Durban, diría yo. Prefiero pensar en el agua en estado puro. Me remito a las fuentes, sí a las fuentes a los rios a los mares, a la lluvia a las lágrimas.
Todas y todos los que pensamos que la naturaleza no nos pertenece sabemos que hay mucha gente haciendo cosas maravillosas por ella y desde ella. En este blog hay infinidad de links que llevan a personas que día a día están disfrutando del estado puro de las cosas. Personas que se aplican en cuerpo y alma por demostrar que la sostenibilidad no es un futuro imperfecto sino un presente sólido.
Durban ha pasado y vendrán otros pero nuestro reto es que en cada casa en cada oficina haya pequeñas Cumbres donde se debata y se reflexione sobre el mar. Porque el mar nunca está medio lleno o medio vacio.
Comparto el tema «Monkey God» de Tim Booth. Siempre me lleva.