Cuando voy a escribir sobre algún concepto un tanto “difuso”, me gusta conocer sus orígenes. Porque en ellos nace el espíritu de servicio de la palabra, su “impulso evocador”.

Y de ahí ya me muevo y voy colocando.

Vamos a ello.

La palabra “eficiencia” procede del vocablo latino efficientia, que significa acción, fuerza, virtud de crear.

Cachis. 

Algo que nació para ser tan vigoroso y vitalizante, se traduce en estos tiempos de prisas y exigencias tan neoliberales en la “capacidad de producir el máximo de resultados con la mínima cantidad de recursos económicos, energía y tiempo”.

Mucho menos sexy, ¿no?

Bueno, pues depende.

Depende de si crees que los momentos felices hoy en día están llenos de tiempo con los tuyos, un buen dormir con los valores éticos de una misma y también, de unas necesidades básicas y también algunas más avanzadas, por qué no, cubiertas económicamente.

Aquí la cosa cambia.

Por eso siempre hay que comprender mejor para hacer mejor.

Por eso mis compañeros y yo lo tuvimos claro a la hora de proponer a Samsung la creación de un Observatorio para la Eficiencia en los Hogares, un proyecto pionero en España que quiere proporcionar soluciones para conseguir un Hogar verde que te quiero verde, así como reflexionar sobre los retos y oportunidades de convertir a estos hogares en agentes clave en la lucha diaria contra el cambio climático.

Iniciamos el proyecto preguntando y escuchando mucho. A más de 1.000 personas de nuestro país. Para evitar los sesgos y esas cosas. 

Y luego recogimos ese saber e hicimos un manifesto, una declaración de intenciones, un “éste es el camino”, hablando en modo Mandalorian, para que nos entendamos.

Nos quedó sabroso el potaje. Y muy nutritivo. ¿Quieres un poco? 

Vanessa Palomar, Directora de Proyectos de Marca y Comunicación de Quiero