Opinión autorizada: el camino hacia los coches sin emisiones

Borja Fadón es periodista y economista. Como periodista especializado en el mundo del motor, mantiene su propio blog, The Motor Lobby, colabora en Motor Pasión y escribe para la revista Man.

Mucho se oye hablar sobre el futuro de los coches sin emisiones, ya sean eléctricos, movidos por hidrógeno, híbridos o las mil variantes que la industria de la automoción, siempre en movimiento, está desarrollando. Sin embargo, yo me pregunto: ¿Cuál es el verdadero futuro de estos automóviles? ¿Hacia dónde van y hacia dónde deberían ir las empresas involucradas en el asunto?

La semana pasada veíamos a la plana mayor del Ministerio de Industria presentando el Proyecto Movele, una iniciativa que incluye, entre otras cosas, la instalación de 546 enchufes de recarga rápida para coches eléctricos en tres de las principales ciudades de España (Madrid, Barcelona y Sevilla), pero yo me vuelvo a preguntar: ¿Es esto suficiente? ¿Se trata del primer paso de un plan estudiado y consensuado con el sector?

El Proyecto Movele, y perdonad que me ponga un poco denso, pretende demostrar la viabilidad técnica y energética de la movilidad eléctrica en los entornos urbanos. La puesta en circulación de 2.000 vehículos eléctricos, sustituyendo un número similar de vehículos impulsados con gasolina y gasóleo, supondrá un ahorro energético anual equivalente a 2.772 toneladas de petróleo y evitará la emisión de 4.471 toneladas de CO2 anuales. Y esto hay que aplaudirlo.

También escuchábamos con interés que la compra de este tipo de vehículos ecológicos con emisiones cero tendrá una subvención de hasta 7.000 euros, una cifra nada desdeñable que puede ser un buen impulso si las marcas consiguen abaratar la tecnología de fabricación. Las ayudas de este plan cubrirán entre un 15 y un 20% del coste total del vehículo y, para beneficiarse de las subvenciones, el comprador deberá dirigirse a un concesionario o comercio adherido al Proyecto Movele y elegir cualquiera de los vehículos incluidos en el catálogo publicado en la web del IDAE.

Por poner un ejemplo de los precios que manejan los coches eléctricos a día de hoy, el Tata Indica Vista EV, una versión 100% eléctrica del popular utilitario Indio, se comercializará a partir de agosto de 2010, con un precio sin IVA de 25.862 euros. Sin ayudas públicas este modelo costaría casi 30.000 euros, pero se beneficiará de una subvención pública de 5.172 euros según el plan y se le podrá aplicar además lo que haya más allá del Plan 2000E. Más de uno pensará que es carísimo, pero hay que mirar los precios de sus competidores. El Think City, que es un utilitario eléctrico pequeño, cuesta 31.500 euros sin IVA, y si habláramos de los precios de los Fiat 500 y Panda eléctricos convertidos por Micro-Vett nos llevaríamos las manos a la cabeza. Considerando esto, el precio es competitivo.

Otra solución que tiene muchas posibilidades de triunfar es la basada en los coches movidos por hidrógeno. Uno de los problemas que existen respecto al hidrógeno es el del suministro, y esta complicación debe solucionarse usando fuentes renovables de energía con las que se podría repostar de forma limpia y barata. Con esta técnica llevada al extremo se reduciría la dependencia energética, ya que el hidrógeno puede fabricarse en cualquier parte usando electricidad y agua como ya lo ha demostrado la empresa ITM Power, afincada en Reino Unido, y que ha diseñado una solución doméstica para fabricar hidrógeno.

Los motores de combustión interna a base de este combustible funcionan, además, del mismo modo que usando gasolina, el tacto no cambia para un conductor normal y las prestaciones serían más o menos las mismas, con unas emisiones que sólo tienen vapor de agua. El efecto en la contaminación atmosférica es claro. Además, como se podría adaptar cualquier motor de gasolina, podríamos usar «eternamente» los vehículos clásicos incluso sin petróleo ni combustibles de origen ecológico. Indudable ventaja.

De todas formas, la pila de combustible es mucho más eficiente que quemar el hidrógeno, la gasolina o el gasóleo en cilindros, y ése va a ser el sistema predominante de cara al futuro. Los vehículos híbridos son una realidad que ya tiene su pequeña cuota de mercado conquistada y, a medida que mejora su tecnología y prestaciones, comprobamos que aquellos que apostaron por su viabilidad están recogiendo los frutos de lo sembrado.

Cuando empezó el siglo XX, el ser humano ya conocía el automóvil, y se da la circunstancia de que por entonces, los motores eléctricos y de vapor eran los reyes de las carreteras frente a los torpes e ineficientes motores de combustión interna de gasolina o bencina, curioso contrasentido con la realidad de hoy en día. Los eléctricos eran silenciosos, económicos y gozaban de buena aceptación.

Sin embargo, tenían un gran problema, la tecnología de las baterías eléctricas estaba en pañales, la autonomía era muy reducida, los tiempos de recarga lentos y se añadía mucho peso al conjunto; había que buscar una forma de eliminar esta desventaja y de ahí nacieron los coches híbridos. Un híbrido combina dos motorizaciones, un motor de combustión interna y otro eléctrico alimentado por baterías adicionales a la principal.

Hablar de vehículos híbridos en España equivale a hablar del Toyota Prius y de sus hermanos lujosos de Lexus, y la verdad es que el resto de marcas rivales, a excepción de Honda, se han quedado atrás en esta guerra. Siguen siendo unos coches controvertidos para los que hay detractores y defensores, pero de lo que no hay duda es que no todo son ventajas en su concepto. Existen pérdidas de rendimiento en toda la cadena energética que va desde la gasolina, el motor térmico que mueve un generador y carga las baterías, que se descargan para mover el motor eléctrico. Son más pesados y su tecnología es controvertida por la contaminación que implica su fabricación y desecho y por el riesgo de averías.

Cada paso de su sistema conlleva una caída de rendimiento respecto del esquema tradicional de gasolina-motor, y por si fuera poco, los bloques tradicionales están experimentando una mejora de sus consumos y emisiones nunca vista hasta ahora, demostrando que aplicando soluciones simples y muy lógicas como mejoras aerodinámicas o sistemas de apagado y encendido del motor en las detenciones se pueden conseguir resultados sorprendentes.

La realidad es que existe un futuro muy incierto para las economías basadas en el petróleo a largo plazo y los inconvenientes que son tales a día de hoy fruto de las limitaciones tecnológicas serán cosa del pasado de aquí a unos años. La tendencia debe sin duda ser la de movernos sin contaminar (o contaminando lo menos posible), sobre todo en las cada vez más pobladas ciudades, sin depender de cárteles extranjeros ni empresas oligopólicas… En definitiva, apostar por una movilidad sostenible que haga de nuestro mundo un lugar más habitable.

La foto de un coche eléctrico de los de antes es de aquí.

Contacto: Puedes escribirnos a hola@somosquiero.com y compartir en tu redes:

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Comentario

  • El proyecto Movele esta muy bien, pero no es la solución al problema, no creo que la solución pase por construir 2000 o 100.000 vehículos eléctricos, para reducir las emisiones de CO2. Se les esta olvidando una linea de trabajo con mayores ventajas para todos, los vehiculos convertidos a eléctrico, con la ultima tecnología en sistemas de tracción ecológica.
    No seria mucho mejor, que los vehículos en España se convirtieran a eléctricos con mano de obra nacional, en vez de importar vehículos nuevos del extranjero. Nuestra Organización promueve desde hace 20 años la conversión de vehículos a eléctricos y pueden visitarnos en el nombre, para conocer más, las ventajas de convertir. Saludos, Gabriel

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