Según Maslow a través de su famosa pirámide de las necesidades, piedra filosofal del marketing, en uno de los escalones el ser humano necesita pertenecer a un grupo. Estos grupos pueden ser de muchas cosas: amigos de la Harleys, fans de Perico Delgado y por supuesto de un equipo de futbol…

Otros grupos se forman en torno a ideas y visiones conjuntas de una realidad. Estos días se ha celebrado en Nueva York  la cumbre internacional no gubernamental de cambio climático, donde se ha debatido y reflexionado sobre lo que hay de cierto e incierto en lo relativo al cambio climático.

Este encuentro ha contado con personalidades del mundo de la política, estadistas y científicos. Parece claro de lo que se desprende las distintas crónicas que he podido leer a través de Gabriel Calzada, Presidente del Instituto Juan de Mariana, que hay mucho de tremendismo.

Científicamente está demostrado que «el calentamiento global no ha hecho acto de presencia en los últimos 10 años». Vaclav Klaus comenta «salvemos al planeta del movimiento ecologista»…

Creo que estando o no de acuerdo con estas posturas, la diversidad en las corrientes de opinión, sinceramente, me parece sano y enriquecedor.

Pero, sí reflexionaba estos días mientras seguía la crónica que resulta curioso como este tipo de opiniones levantan más la voz en un contexto de crisis, muchos de sus principales portavoces provienen del ámbito liberal e incluso lo medios económicos recojen con generosidad las noticias que de ahí se desprenden. Totalmente legítimo.

Pero, igualmente reflexiono sobre conceptos como norte, sur, rico, pobre, ecologismo, (no se cual sería el contrario) y al final siempre te encuentras las mismas dos corrientes de opinión, que parece lo abarcan todo.

De alguna manera parece la eterna lucha del bien contra el mal. Que cada uno elija Dios e infierno. Invito a escuchar, aprender, tomar decisiones y ser responsable de ellas.