Después de ya casi cuatro años de crisis, a partir de la caída de Lehman Brothers  -por decir algo -, vivimos unas semanas de tensión adicional. Caemos o no caemos, recortes adicionales en educación y sanidad, cuestionamiento de nuestro modelo autonómico y el paro, siempre el paro.

En medio de todo esto me pregunto a qué juegan las marcas, ¿ha llegado el momento de que se hagan humanas o por el contrario seguirán en el  Olimpo? No es fácil dar respuesta a los objetivos de ventas que se han marcado las compañías y atender a la inquietud de unos ciudadanos que pedimos que nos miren a los ojos.

Marketing con causa, marketing social, marketing reputacional, social branding, greenwashing, marketing a secas. Da igual, todos los que trabajamos en estos entornos por convicción, necesidad u oportunidad no tenemos fácil encontrar la medida a la forma de comunicarnos con la sociedad en estos tiempos. Se nos exige vender, es legítimo, pero estamos obligados a comprender.

Veo muchas iniciativas y reconozco que cada vez me resulta más difícil ser crítico con ellas. Sí, muchas me parecen gratuitas, pero sí ayudan un poquito, sí dan un pelín de esperanza,…

No hay fórmulas mágicas pero si creo que hace tiempo llego el momento de las personas. Porque detrás de las marcas hay personas y detrás de una tarjeta de crédito hay una persona.

Foto: Graham Smith

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