De Extinction Rebellion a Fridays for Future o la llamada a la desobediencia civil de miles de científicos ante el cambio climático. De la pasividad y la apatía al ejercicio de la libertad de conciencia y de expresión. Nuestra sociedad se está expresando y está tomando la iniciativa. Se está movilizando ante la injusticia, ante la emergencia social y climática, ante la falta de futuro. Y lo está haciendo de manera pacífica, desde la emoción y la desobediencia. Una desobediencia apasionada para llegar a donde la razón no llega: a la acción.
La desobediencia civil es, según el filósofo estadounidense John Rawls, un acto público “no violento, consciente y político, contrario a la ley, cometido habitualmente con el propósito de ocasionar un cambio en la ley o en los programas de gobierno”. En definitiva, una posición ante el poder donde media la conciencia moral individual, y una negación a cumplir con una determinada disposición con el objetivo último de transformarla.
¿Es legítima la desobediencia civil? ¿Es un acto de violencia en sí? ¿Qué entendemos por violencia? En Quiero Filosofía, nuestro ciclo de reflexión sobre diferentes temáticas, queremos desentrañar qué se entiende por desobediencia civil y cómo se ampara en el marco de la ley como un ejercicio de tres derechos fundamentales reconocidos en la Constitución española: la libertad de conciencia, expresión y participación política.
Queremos entender en qué se diferencia de la no-violencia, por qué los jóvenes, ante un futuro descorazonador, han acudido a ella y cómo se cruza con la ética y la moral.
¿Es que necesitamos trascender las leyes en beneficio de una meta superadora, la de la supervivencia como especie? ¿Qué consecuencias penales puede y debería tener su ejercicio?
El próximo 11 de diciembre estarán con nosotros para hablar de este tema (en el marco del ODS 10 de reducción de desigualdades y del ODS 16 de Paz, Justicia e Instituciones sólidas):
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