Por motivos personales y profesionales vengo siguiendo desde hace tiempo el mundo de la emprendeduría. Y lo hago con la lengua fuera, me resulta imposible seguir toda la información relacionada con el tema. Da la sensación que el estallido de la crisis allá por el 2008 provocó el resurgir del fenómeno start up tan popular con la burbuja de Internet.
Aprende a contar tu idea en lo que dura un trayecto de ascensor, pon un business angel en tu vida o se emprendedor y no mires con quién está a la orden del día. Y resulta curioso ver como desde el mundo de la gran empresa, bancos incluidos, se han volcado en promover la emprendeduría. Del boom del voluntariado corporativo, hit de la RSC, se ha pasado al “sienta un emprendedor en tu mesa”.
Sí, estupendo, cualquier ayuda es buena para avanzar, para crear entre todos un nuevo tejido productivo en este país y reducir, por favor, la lacra del paro que se ha instalado en nuestras casas y no hay manera de echarla.
Es momento de construir y dejar la crítica a un lado, pero en ocasiones me pongo en el pellejo de la gente que está desesperada buscando trabajo y me imagino como se pueden sentir al estar escuchando a diestro y siniestro la arenga: ¡¡¡emprende!!!
– Y si no emprendo, ¿soy un cobarde? ¿una lacra?
– Papá ¿por qué no emprendes?, el papá de Luis ha emprendido…
– ¿Estudias o emprendes?
– No sin mi emprendedor…
– ¿Eres un emprendedor social o trabajas para el capital?
Yo ya no se si soy emprendedor o empresario, si nací o me hice, si soy emprendedor social o empresario de PYME a secas pero tenemos un ICO que pagamos religiosamente todos los meses a un interés de empresario aguerrido.
El estar metido en este apasionante mundo de lo social y sobrellevar las nuevas tecnologías me lleva a vivir rodeado de proyectos de emprendeduría volcados en la red. Que si crowdfunding para arriba que si apps para abajo. El perfil de emprendedor predominante es fiel a una estética cool que cohabita en open spaces y que practican el co-working. Me gusta, me gusta mucho, y cuando tengo la oportunidad de ir a un hub o un Utopicus siento las ganas de hacer cosas. Sí, me gusta.
Pero pienso en esa chavala despedida de una cadena de montaje con su educación básica en la mochila, ese chaval de la obra en Albacete que un día le dijeron ladrando aquí no se ponen más ladrillos. ¿Cómo podemos ayudar a estos vecinos a convertirse en emprendedores? Poner un negocio, vamos.
Sí, abrir una peluquería, comprar una furgoneta para hacer repartos, comprar la licencia de un taxi, montar una correduría de seguros o intentar poner en marcha una tienda de regalos también es emprender.
Invito a los diarios económicos, empresas grandes y business angels de pro a poner en valor a estas y estos compañeros de viaje que no van en zapas por la vida y sí se están dejando la piel, también, por salir del paro y crear valor.
Porque si esto va de modas, pues venga. Bienvenidos al mundo de los No Fear Autónomos. Yo soy un NFA ¿y tu? ¿Alguien se pinta un logo? ¿Hacemos unas camisetas?
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