¿Una cuestión de fe?

La Justicia británica ha dado un paso importante para las cuestiones medioambientales. La Corte Superior inglesa ha establecido que defender que el cambio climático es cosa del hombre no puede ser causa de despido, del mismo modo que no pueden serlo las creencias religiosas. «La defensa de un cambio climático provocado por el hombre y los imperativos morales resultantes puede ser una creencia filosófica como establecen las Regulaciones de Religión y Creencias de 2003». Son palabras del juez Justice Burton (vaya nombre para un juez, por cierto).

El caso juzgado es el despido de Tim Nicholson, que fue jefe de sostenibilidad de una inmobiliaria llamada Grainger y que fue cesado en julio de 2008. Otros directivos de su compañía impidieron a este hombre la creación de un sistema de gestión de emisiones. También sufrió el «desprecio» por su visión de la sosteniblidad por parte del presidente de la empresa, un tío capaz de hacer volar de Londres a Irlanda a un empleado para llevarle una Blackberry que se había dejado olvidada.

A estas alturas, es evidente para (casi) todo el mundo que lo del cambio climático no es una creencia, sino un hecho establecido científicamente. Por eso, no se trata de equiparar la visión de un mundo sostenible con una religión. Vuelve a hablar mister Justice: «Si una persona puede demostrar que una creencia filosófica que está basada en hechos científicos en oposición, por ejemplo, a la religión, no hay razón para descalificarla para esa protección».

El asunto puede dar para muchos matices, más chascarrillos y hasta algún debate serio, pero es toda una noticia. Si uno piensa, como un servidor, que el cambio colectivo sólo es posible desde el cambio individual y que las empresas pueden cambiar puesto que son organizaciones que reúnen a un montón de personas que pueden haber cambiado, estar cambiando o estar dispuestas a cambiar, tiene que celebrar de alguna forma una decisión judicial como ésta, que protege a los generadores de estos cambios. Sería interesante avanzar en esta idea y establecer una especie de cláusula de conciencia sostenible a la que se puedan acoger los trabajadores que se nieguen a hacer según que cosas que vayan en perjuicio de todos, aunque supongan un presunto beneficio empresarial. Digo yo…

La foto es de la NASA y ha sido hallada en la Wikimedia. La noticia ha sido vista en The Economist.

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