Hoy no hay papayas

Hasta ahora, Europa tenía el papel del espectador que contempla como la naturaleza sacude al mundo que le rodea. Terremoto en Haití, terremoto en Chile, en China y vaya Usted a saber en cuántos sitios más habrán ocurrido desastres de gran escala en estos últimos meses.

Y ahora esto. Un volcán se despierta en una isla donde hace mucho frío y de la que apenas hablamos. Y todo nuestro sistema se viene abajo. Las noticias no hablan de otra cosa que de los miles de viajeros atrapados en los aeropuertos y de las reuniones importantes que no se han podido celebrar por causa del cierre de los espacios aéreos.

He leído algún artículo que tímidamente menciona otro problema colateral: Las pérdidas millionarias por las flores que no se han podido importar desde Kenia. Y que pobrecitos los kenianos, porque dependen en gran medida de la exportación de flores y frutas a Europa.

Si durante 4 o 5 días no pueden volar los aviones en Europa , ¿qué consecuencias puede tener el hecho de que ciertas mercancías perecederas no lleguen a su destino? Tengo un amigo piloto que dice que en las zonas de pesca, como pueden ser las costas sudamericanas, el pescado va prácticamente del agua al avión. Se transporta a Canarias y de ahí sin demora a Mercamadrid. Igualmente, a diario, se embarcan todo tipo de frutas, carnes, lácteos, y un gran etcétera para ser consumidos en países lejanos.

http://www.cargolaw.com/2006nightmare_c5-b.html
http://www.cargolaw.com/2006nightmare_c5-b.html

¿No es este un buen momento para replantearse el sistema de producción y distribución de productos alimenticios? Hay víveres que necesariamente se tienen que importar, como es el caso de los plátanos, que no crecen en Europa. Pero, ¿qué necesidad hay de traer los kiwis de Nueva Zelanda, si los hay en Italia, o de importar las manzanas desde Perú en plena temporada? ¿Y porqué los lácteos no se distribuyen a nivel de comunidades autónomas, como hacen otros países?

Muchos productos que consumimos a diario, vienen de tan lejos, que lo que pagamos por ellos es en gran parte el transporte que sufren desde sus lugares de origen. Combustible de avión, combustible de camión, mano de obra. Por el producto en sí no pagamos casi nada.

La globalización nos ha llevado muy lejos, pero las distancias siguen siendo las mismas que hace 100 años. El volcán nos ha enseñado que la red de distribución internacional está construida sobre una base más que débil. La base es el transporte y por lo tanto, dependemos de una manera exagerada de los combustibles que ni están en nuestras manos ni durarán enternamente.

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Comments (6)

  • Muy cierto. Hemos «progresado» tanto que hemos cuadrado el círculo, o sea, hemos llegado al absurdo. Me gustan mucho los melocotones, pero la verdad es que no necesito comerlos en abril. También me gustan las mandarinas y aún quedan ricas…

  • Efectivamente. Hace no tanto tiempo lo extravagante era comprarse una fruta exótica o unas fresas traídas desde Marruecos en Enero. Hoy día, lo extravagante y casi tachado de pijo es pedir productos de temporada de la Comunidad de Madridregión («Pero Señora, estas Manzanas Fuji peruanas son muy ricas y baratas; si aún asi prefiere cosas especiales como productos ECO de por aqui, no sé yo, váyase Ud a un herbolario de esos…» … 🙂 )

  • Muy bueno tu post.

    Desde relativamente poco en Francia, grupos de consumidores y asociaciones ecológicas comunican el calendario de frutas y verduras. Esta acción permite informar la gente y sobretodo la anima a consumir lo que se produce en temporada. También, poco a poco el lugar de producción influye el comportamiento de compra. Creo que es sobretodo cuestión de estar bien informado y de entender el porque de consumir «local».

  • Sé que no es muy elegante comentar sobre el post de uno mismo, pero justamente me acaban de hablar de un gran problema relacionado con la globalización de la industria alimenticia.
    En ciertos países africanos, donde luchan cada día para conseguir una base sobre la que construir un sistema de agricultura e industria propio, llegan todos los días aviones repletos de los alimentos que producimos demás en Europa – leche que nos sobra, pan, alitas de pollo (porque nosotros lo que queremos comer son las pechugitas) etc. Ahí se venden a precios dumping y los pocos alimentos que han conseguido producir los agricultores y ganaderos locales se pudren en las estanterías porque son MÁS CAROS que los productos perecederos traídos express desde Europa. Así que no hay manera de que se emancipen y se libren de esta dependencia total de un continente que es tan rico, que se ahoga en su mantequilla y sus tomates. ¿Cómo habrá vivido África la semana del volcán?

  • Hace relativamente poco tuvimos una convesación la teoria del decrecimiento. Para mi no va tanto de decrecimiento sino de crecimiento local. Vamos, lo que nos has ilustrado tan bien.

    El consumo local no solo va asociado a un ahorro energético a nivel de transportes, sino que afecta a las propia configuración de nuestros habitats. No más megaciudades, no más monopolios encubiertos, no más problemas geopolíticos.

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