Cuando protestamos sobre la contaminación y lo dañina que es para nuestra salud, quizás deberíamos recordar aquella frase mítica de John F. Kennedy: “No preguntes lo que tu país pueda hacer por ti sino lo que tú puedes hacer por tu país”. Y es que hace poco publicaban como el aire de Madrid ha superando en 10 días la contaminación permitida para un año. Automáticamente comenzábamos a pensar en los responsables y echar culpas. Y me pregunto: ¿Tendremos algo que ver los españoles? Sin duda, las leyes deben cambiar, pero la realidad es que el cambio comienza en cada uno de nosotros. ¿Cómo? Comencemos por el hogar.
Un nuevo estudio del IDAE, en colaboración con Eurostat, ha realizado entrevistas y mediciones en 17 millones de viviendas habitadas en España, con el objetivo de conocer el consumo energético. Un primer dato es que de las 22 bombillas aproximadas que hay en la mayoría de hogares españoles, sólo la mitad son de bajo consumo. Se destaca, además, que las viviendas unifamiliares duplican de media el consumo energético en relación al de los pisos. Vamos, que el chalet en el campo sale energéticamente caro.
Me sorprendo cuando leo que un hogar en España consume al año unas 0,853 toneladas equivalentes de petróleo; si a eso le sumamos el petróleo del automóvil, llegamos a la tonelada de petróleo al año. Comienzo a multiplicar mis años por toneladas de petróleo, y los de mis vecinos, y por los millones de habitantes del mundo… Traducido en dinero, un hogar español se gasta cada año de media 990 euros en energía más los 1.200 euros de media en combustible para el coche. Dentro de la vivienda, el principal gasto que supone la mitad del consumo total, es la calefacción. Le siguen los electrodomésticos, el agua caliente, la cocina y la iluminación.
Los electrodomésticos apagados también tienen un gasto considerable. El consumo del modo standby, (y no me refiero a una canción de Extremoduro) supone un 2,2% del gasto medio de energía de las casas; bastante más que el del ordenador o que el del resto de electrodomésticos. Interesante que el electrodoméstico más extendido sea la televisión: se estima que en el 93% de los hogares hay dos televisores; sin embargo, no hay lavavajillas, secadora, congelador u horno en más de un 20% de los hogares.
Para finalizar nuestro breve resumen del estudio, destacar que más de la mitad de los entrevistados no sabían cuál era la calificación de la etiqueta energética de los aparatos de su casa.
Es interesante conocer el gasto energético y económico que tienen nuestros electrodomésticos en el hogar. Al fin y al cabo, su misión es satisfacer nuestras necesidades pero somos nosotros los responsables de un buen uso. Si realmente queremos acabar con la contaminación, debemos ser consecuentes.
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Es una gozada ir por Madrid en bici, chupando bien de negro de los tubos de escape.
Que el transporte público funcione bien (rápido, con un horario real) y sea barato, y los coches se usen para viajar, no para ir a comprar el pan! hombre ya!